Decía ayer en twitter que lo mejor de haber visto ya el último capítulo de Lost es que ya soy libre de navegar por internet. En serio, ayer fue un sinvivir: todo el mundo había visto el capítulo en la madrugada y estaban comentándolo por todas partes, y yo en el trabajo, esperando a la noche para poder ser libre (o esclavo a mi adicción a internet, que viene a ser lo mismo) de nuevo.
(A partir de aquí habrán espoilers, pasen con pies de plomo)
Sobre el capítulo en sí, he de admitir que sigo descolocado. Como ya me sucedió con Mulholland Drive (2001), he disfrutado más leyendo sobre el final de la serie en foros y blogs que viendo el episodio. Luego con Mulholland Drive me sucedió que al volver a ver la peli se ha acabado convirtiendo en una de mis pelis favoritas. No estoy seguro de si algún día volveré a ver Lost, pero creo que la disfrutaré igual o más que la primera vez… a pesar de este final más redentor que épico.
Creo que todo el mundo esperaba la resolución de los enigmas de la serie. Yo no esperaba eso, porque realmente en los últimos cuatro o cinco episodios ya han resuelto todo lo que había que resolver y básciamente quedaban dos cosas: la naturaleza de la isla y en qué consiste este universo alternativo que nos introducen en toda la última temporada. Claro, de la naturaleza de la isla al final no cuentan nada y el universo alternativo acaba siendo un farol de órdago (y valga la mezcla incompatible de juegos de cartas). Pero aún así, el final encaja, es fiel a la temática transcendente de la serie (vida y muerte, y otros sentimientos humanos, pasión, amor, celos, odio, el destino o la falta de él, etc.) y resuelve la vida de unos personajes (que ahora sabemos que eran lo fundamental e importante de la trama, y no los trucos de magia de la isla) que, al final de los tiempos, ya no están perdidos porque, precisamente, se han encontrado unos a otros en la isla. Esto me gusta, me gusta el conjunto y es obvio que la serie es brillante y, por suerte, este final no invalida la serie o parte de ella (como acabo de leer que al final de Los Serrano todo había sido un sueño, y eso sí es para matar a los guionistas). Lo que sí queda, no invalidado, pero sí relegado a la categoría de macguffin, son todos los misterios de la isla. El macguffin es aquello que nos hace creer que la historia va de una cosa y al final va de otra. Son las migas de pan en el camino que nos llevan de aventura en aventura. Es una técnica brillante para mantener al espectador entretenido, pero hay que mantener con maestría este delicado equilibrio entre la sutil distracción que guía la trama y el burdo engaño. Yo no me siento defraudado, pero sí es cierto que esta vez se han pasado de sutiles y nos han hecho creer que los misterios eran lo más importante para revelarnos al final que lo importante son los personajes y su humanidad.
Me queda recomendar tres lecturas. La primera es el análisis de PJorge (que tiene la web muerta en estos momentos, ya arreglaré el enlace cuando resucite), que explica el final y la naturaleza humana de la serie. La segunda es la reseña de Uruloki, que habla de la idea del macguffin y cómo ha sido utilizado en la serie. Por último la entrada de Nacho Vigalondo, el fan recíproco (los creadores de Lost han reconocido que su quinta temporada, la de los viajes en el tiempo, estuvo parcialmente inspirada por Los Cronocrímenes (2007) ).
Desde hoy, el torrent queda un poco más libre, el disco duro multimedia en espera de una nueva serie a la altura que degustar, y nuestros miércoles por la noche, algo más huérfanos. Quizá estamos descolocados porque no es el final que esperábamos, pero he de reconocer que, al final, creo, me ha quedado un buen sabor de boca, y que será duradero…