Cuando estás dos semanas de vacaciones en tu propia ex-ciudad, hay momentos que, después de comer como galos con la familia, toca hacer un poco el guiri. Esta mañana nos hemos pasado por Bodies, the exhibition, que está hasta el 13 de enero en el Museu Marítim de Barcelona.
Si olvidamos su excesivo precio (19 euros en fin de semana, 16 de lunes a jueves), la exposición está mucho mejor de lo que me esperaba. Me esperaba algo del tipo polémico-artístico, de esas pretenciosas ideas de olla que se le ocurren a un supuesto artista, que en realidad sólo crea arte a través de la polémica que puede suscitar con ello. Pero no, bodies es, simplemente, una exposición científica de anatomía humana que usa una técnica muy específica de disección (la plastinación) gracias a la cual se pueden mostrar músculos, órganos y huesos, al aire libre y con color y tamaño muy parecido al original.
Las distintas salas muestran los diferentes sistemas del cuerpo humano (huesos, músculos, aparato circulatorio, respiratorio, digestivo, reproductor, etc.), explicando claramente qué es qué (no faltan las etiquetas y las flechitas), e incluso muestran (y quizá es lo más impactante) órganos que han sufrido alguna enfermedad, como diversos cánceres, la típica, pero no menos impresionante, comparación entre los pulmones sanos y pulmones de fumador, un hígado con cirrosis, piedras en la vesícula, y demás.
Hay un cierto mensaje de educación ciudadana que podemos resumir en «somos máquinas complejas y es fácil que fallen, así que no fume, no beba, y haga ejercicio». Sobre la polémica, yo pienso que no hay tal, todos los cuerpos que se muestran allí han sido donados por sus legítimos dueños cuando, antes de morir y más tarde ser plastinados, tenían plena consciencia y sano juicio. Por último, imaginar que esa gente habían estado vivos en algún momento da un poco de grima, pero allí, ya en exposición, han dejado de ser ellos mismos para representarnos a todos y cada uno de nosotros, y así reflejarnos cómo somos por dentro.